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Pierre Valentin Marchesseau nació en 1911

Marchesseau es considerado como el padre de la Naturopatía tal como se enseña en Francia. Fundó la primera Facultad Libre de Naturopatía en Francia en 1935, donde se han formado casi todos los líderes de las escuelas de Naturopatía francesa.
Los principios metodológicos y de intervención Naturopática propuestos por Marchesseau se basan en las tres etapas de la metodología:
Desintoxicación (o limpieza): mediante la eliminación de las toxinas que sobrecarga el organismo
Revitalización: recuperación de la vitalidad perdida, mediante la restauración de los distintos sistemas orgánicos.
Estabilización: el equilibrio adecuado de las condiciones de vida personales.

En 1970, Marchesseau intenta sistematizar los principios fundamentales de la Naturopatía estructurándolos en 24 leyes o principios que denominaron "Las Leyes Naturopáticas":


Ley nº 1.- Ley del Dr. Robert Walter (Fuerza vital)
La materia viva está dotada de un instinto de conservación (y de reparación) que se llama "fuerza vital", que no es ni química ni mecánica, sino de naturaleza biológica y cuyo éxito es proporcional a su energía. Las leyes vitales (o biológicas) se experimentan mediante procesos físico-químicos, pero escapan en ciertos aspectos al determinismo propio de la química y de la mecánica. La materia viva es capaz de reacciones que le son propias.
Ley nº 2.- Ley de YEO (Inteligencia de la fuerza vital)
La fuerza vital es inteligente. Por ejemplo, en un ayuno completo, el organismo reutiliza para alimentarse, por autolisis, los tejidos excedentes menos útiles; y escoge, a medida que el ayuno se prolonga, siempre en orden inversa de utilidad de los mismos. Este proceso está regulado y nada puede alterarlo.
Ley nº 3.- La fuerza vital es de origen nervioso
La actividad nerviosa se ejerce libremente cuando el medio biológico (esto es, específico y natural) es armónico. Este equilibrio se manifiesta en todos los aspectos ( morfológico, biológico y psicológico). En caso contrario, lucha contra el "stress" viviendo en un medio anti-especifico y desnaturalizado; se gasta, y todo el organismo degenera, a pesar de las adaptaciones externas.
Ley nº 4.- Las dolencias vienen del "stress" del medio antibiológico (falsos alimentos, falta de aire puro, vivificante y limpio, de ejercicio racional, de sol; tensiones psiconerviosas, etc..) que perturban el funcionamiento armonioso de la fuerza vital.
Ley nº 5.- (Ley del biologista Louis KHUNE)
La dolencia profunda es general y no local; es una y está representada por el recargo humoral. Los humores son líquidos orgánicos (sangre, linfa y fluido celular); la toxemia es una masa de sustancias muertas, extrañas a la vida celular. La crisis es la reacción vital para eliminar los residuos tóxicos (depuración).
Ley nº 6.- El recargo humoral resulta principalmente de los desperdicios y residuos engendrados por los falsos alimentos humanos y por la enervación constante que paraliza las funciones de eliminación por el bloqueo, más o menos parcial, de los emuntorios (riñón-vejiga, intestino, piel, pulmones).
Ley nº 7.- (Ley del Dr. Paul CARTON).
Todas nuestras dolencias clásicas son, en general, dolencias sintomáticas de defensa orgánica, dirigidas por la "fuerza vital" para depurar el medio interno y curar.
Ley nº 8.- Toda terapéutica que reprima o suprima los síntomas de las dolencias de defensa, hace subir el nivel toxínico interno. La dolencia propiamente dicha crece, y, por ese hecho, tiende a agravarse. Ese agravamiento, esa acción represiva engendra una acción más violenta de la fuerza vital y provoca la recaída (muchas veces más peligrosa) o una transferencia mórbida hacia otro órgano. Cuando la fuerza vital se desencadena, limita al mínimo los estragos y se acomoda lo mejor que puede a las "sustancias extrañas". De hecho lucha con los venenos no expulsados, neutralizándolos (esclerosamiento) o almacenándolos (enquistamiento) lo mejor que puede. Finalmente cuando la fuerza vital es oprimida y dilapidada, la dolencia toma entonces el aspecto de evolución cancerosa, invasión microbiana, etc.
Ley nº 9.- La dolencia causada es una; esa unidad exige, igualmente, unidad de tratamiento. El tratamiento natural o método de salud (la palabra "tratamiento" es falsa) exige la desintoxicación en primer lugar, después la revitalización y, finalmente la estabilización. La desintoxicación opera por los emuntorios (naturales o artificialmente provocados) para expulsar las sustancias extrañas. Las curas de desintoxicación interesan principalmente a la piel, riñones, pulmones e intestinos. Esas curas son reguladas en función de la importancia de la fuerza vital disponible. El diagnóstico es por tanto inútil. La revitalización tiene por objetivo compensar las carencias producidas por la toxemia.
Ley nº 10.- (Ley del Dr. TISSOT)
Los microbios no son las causas de las dolencias. Nacen por mutación de nuestras células. No hay organismos asépticos; existe una colección de microbios buenos, que evolucionan bajo la influencia nefasta del medio en que se encuentran. En nuestros elementos celulares existen microbios o antiguos microbios que pueden tomar aspectos diferentes con las alteraciones humorales. En otras palabras, bajo la influencia más o menos nefasta de los venenos de los líquidos humorales que nos bañan, nuestros propios elementos histológicos rehacen en sentido inverso el camino de evolución ya recorrido. Vuelven a ser lo que eran en los albores de la Vida; virus, bacterias, etc. ( involución o regresión).
Ley nº 11.- (Ley del Dr. Heitor DURVILLE)
Todo organismo que se cura de su toxemia más o menos antigua, por medios naturales, va produciéndose mediante crisis de regresión. Tales crisis son las reproducciones inversas y atenuadas de las dolencias sintomáticas ya sufridas.
Ley nº 12.- (Ley del Sentido Somático, del Dr. James C. THOMSON o de la reserva vital SHARMA).
El único criterio del estado de salud es el que mide la vitalidad o la fuerza vital disponible. La vitalidad es, por tanto, la relación entre la masa de sustancias vivas del cuerpo y la masa de sustancias muertas, inertes o extrañas (a expulsar). A medida que la toxemia aumenta, la fuerza vital disminuye. E inversamente, cuando la toxemia es baja la fuerza vital es grande.
Ley nº 13.- Todo lo que lucha contra la fuerza vital y sus manifestaciones racionales, tiende a disminuirla. A más alimentación tomada durante la dolencia, los medicamentos represivos de los síntomas, el miedo a morir, etc... Son ejemplos de lo dicho.
Ley nº 14.- (Ley del Dr. Henry LINDLAHR)
Todo cuanto es introducido en nuestro cuerpo, o es utilizado o rechazado. Lo que es utilizado es un alimento; lo que es rechazado es un veneno.
Ley nº 15.- (Ley del Dr. Russell Thacker TRALL)
Siempre que nuestro organismo realiza una acción, ella debe ser atribuida a una cosa inanimada (inerte). Tal acción desaparece con la muerte,  las drogas no tienen efecto sobre los cadáveres. Los medicamentos tóxicos, que son venenos, no actúan en el organismo por sus famosos principios activos. Es el organismo que reacciona, a costa de un desgaste vital, para protegerse de esa agresión y para expulsar, a ser posible, las sustancias extrañas que va juntarse en la dolencia. Pero a veces sucumbe al peso de repetidas agresiones de medicamentos.
Ley nº 16.- (Ley del Dr. P.V. MARCHESSEAU)
La dolencia es una acción vital del cuerpo que se experimenta por descargas de superficie (dolencia de primer grado) y después, a medida que la "fuerza vital" disminuye, por eliminación a nivel de los órganos internos (dolencias de segundo grado) y, finalmente, por saturaciones sin eliminaciones (impregnación de los tejidos o dolencias de tercer grado).
Ley nº 17.- La dolencia es siempre una resistencia vital inteligente, en todos sus grados, durante la toxemia; es un estado anormal al que responde una acción vital correcta.
Ley nº 18.- La vida engendra la dolencia, todos los síntomas y microbios llamados patógenos desaparecen rápidamente, mejor, espontáneamente. Cuanto más aguda es la dolencia, más fuertes son las defensas vitales; cuanto más crónica es la dolencia, más débiles serán las defensas. La expresión de la "dolencia curativa" está en proporción con el potencial vital; a la más pequeña intoxicación los más jóvenes tienen perturbaciones violentas (de superficie), lo cual es señal de una fuerte vitalidad (alto potencial). En contrapartida, los más mayores pierden poco a poco las reacciones en sus órganos, lo cual es indicio de una vitalidad disminuida, casi inexistente (bajo potencial).
Ley nº 19.- Los medicamentos que calman, bajan y dilapidan el potencial vital paralizan los centros nerviosos mediante el recargo humoral. El dolor moderado (soportable) debe ser respetado.
Ley nº 20.- El órgano encargado de soportar la eliminación es el más fuerte, lo cual no significa que no pueda estar sobrecargado, ni que no precisa del reposo funcional. La Naturaleza se encarga de ello, provocando emuntorios vicariantes (transferencia de eliminación para otro emuntorio).
Ley nº 21.- (Ley del Dr. G. JAUVAIS)
Es el elemento más débil de la corriente orgánica más fuerte que soporta el peso de la liberación toxínica (depuración humoral).
Ley nº 22.- La medicación antisintomática apenas modifica el aspecto de la dolencia, pero tiene una influencia sobre la toxi-sangre-linfa aumentándola. La dolencia que se agrava pasa de la superficie a los planos más profundos del organismo y los tejidos se alteran por el orden siguiente: irritación, inflamación, catarros, induración, ulceración, tumefacción, cancerización, orden este que indica una pérdida de fuerza vital. El despertar de esa fuerza se hace provocando las eliminaciones de superficie y pasando del estado crónico al agudo para curar, transformar la dolencia crónica de fondo en dolencia aguda de superficie, con la condición de que esta última sea biológicamente o vitalmente soportable por el enfermo.
Ley nº 23.- (Ley de la ortopatia del Dr. Isaac JENNINGS)
El alivio directo de la dolencia es provocar el regreso a una fisiología normalizada por una serie de depuraciones y, a falta de estas, por una neutralización de los residuos en los tejidos del interior del cuerpo. La dolencia es una acción correcta, siempre se dirige hacia un buen fin. El poder curativo es inherente a cada célula viva. Ese pode está en función de la altura del potencial vital, menos los desgastes inútiles impuestos a la fuerza vital; en otras palabras: la agitación, la superalimentación, la fatiga, los medicamentos, etc...Debilitan la fuerza vital. Durante la dolencia el organismo tiene necesidad de toda esa fuerza vital para combatir las sobrecargas humorales y detener su invasión.
Ley nº 24.- La noción de "remedio" es falsa. Se trata de la supervivencia de una superstición comparable a los amuletos del fetichero. El poder curativo está en nosotros (fuerza vital) y no en un producto farmacéutico (remedio o medicamento). No existe remedio, ni tratamiento, ni terapéutica; solo las curas o métodos de salud son posibles para ayudar al restablecimiento de nuestro organismo, dirigido por la fuer
za vital (que es inteligente, quieran o no).

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