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Manuel Lezaeta Acharán nació en Santiago de Chile el  1881
Fue un pionero de la medicina natural en Chile, creador de la «doctrina térmica»

Completamente decepcionado por los métodos de la medicina convencional que había estudiado en la universidad, se dedicó por el resto de su vida a la práctica de la medicina natural.
Pasó más de un año en un estado de aguda crisis curativa, eliminando, mediante úlceras y flujos, el resultado de la descomposición de los tejidos que los medicamentos convencionales habían conseguido sepultar en el interior de su organismo y, cuando culminó ese desagradable período se encontró totalmente sanado
Estudió escritos de los precursores del naturismo como el hidroterapeuta de Vincent Priessnitz o del sacerdote dietista Sebastian Kneipp. En esta época se decantó a favor de la alimentación vegetariana y el uso de los que llamaba «agentes vitales» (el agua, el sol, el aire, las hierbas). Finalmente Lezaeta enunció su «doctrina térmica» de la salud.
 Su «doctrina térmica» básicamente sostiene que la Naturaleza es el mejor médico de los seres humanos. De acuerdo a esta idea, la clave está en potenciar la salud de las personas y no en combatir las enfermedades. Para ello es fundamental preservar la armonía de los seres humanos con los ciclos naturales del universo y  principalmente restablecer el «equilibrio térmico del cuerpo».
Para Lezaeta, la perdida de salud es una alteración de las funciones de nutrición y eliminación, consecuencia, en último término, de un desequilibrio térmico en el organismo.
Este enunciado se constituye como fundamental en su cosmovisión y se basa en la convicción de que es primordial mantener la temperatura supuestamente normal del organismo (37 °) tanto en la superficie del cuerpo como en sus entrañas. Así, una dieta sana y equilibrada que posibilite una buena digestión, una normal respiración y un adecuado proceso de desintoxicación a través de la piel, son fundamentales en su doctrina. Es importante añadir además que para Lezaeta este equilibrio se entiende como un todo integral.
Además fue un proponente de la «iridología», la cual es un método de diagnóstico que afirma que el iris del ojo revela el estado fisiológico de todo organismo. Asimismo asimiló todas las técnicas de semiología naturopática: el control del pulso Hipocrático, la observación de la piel de Priessnitz, la fisionomía de Kuhne, el examen de garganta, lengua y encías del Padre Tadeo.
Estudió la carrera de abogado  Optando por el derecho ya que este le permitía defenderse a sí mismo en la eventualidad de un juicio por ejercicio ilegal de la medicina.
Lezaeta deseaba curarse buscando una solución que nunca obtenía, cada vez más cargado su organismo con las acumulaciones tóxicas de los compuestos mercuriales típicos, que en nada aliviaban su penosa condición. Cuando había perdido prácticamente toda esperanza, se tropezó  con Visent, sometió a las prescripciones del Padre Tadeo: caminaba, apenas surgido el sol, descalzo sobre el rocío de la mañana; ascendía a las cumbres de las montañas aledañas y descendía de ellas para entregarse a las prácticas Hidrosaludables las cuales abarcaban la mayor parte de su tiempo..

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